Si la representación es una cuestión de derechos, ¿por qué las mujeres todavía están tan poco representadas?

Por Maxine Betteridge-Moes

“El liderazgo es un medio, no un fin”, escribió la activista feminista Srilatha Batliwala, una investigadora de la India que trabaja con la Association for Women’s Rights in Development. Con esta premisa en mente, y para tener un avance sostenido hacia la igualdad de género para el año 2030, debemos no solo arreglar el sistema que excluye a las mujeres de puestos de poder y autoridad, sino también garantizar que las mujeres que lleguen a esos roles de liderazgo puedan ejercer el poder y su autoridad para generar las trasformaciones sociales para las generaciones futuras.

El Índice de Género de los ODS 2022 mide el liderazgo y la representación de las mujeres en 14 de los 17 ODS. De los 56 indicadores que miden la igualdad de género en el índice, cuatro indicadores directamente miden aspectos del liderazgo de las mujeres, por ejemplo: las mujeres en el Parlamento, mujeres en puestos ministeriales, mujeres en ciencia y tecnología y mujeres en el liderazgo sobre el cambio climático. En su segunda edición, el índice mide el avance a lo largo del tiempo y evolucionó en una herramienta mucho más útil para quienes defienden los derechos de las mujeres para exigir rendición de cuentas a los gobiernos a la hora de lograr igualdad de género.

Alison Holder, directora de Equal Measures 2030, sostiene que el índice muestra que, si bien los países están avanzando en la representación de las mujeres en los últimos años, hay una falta persistente de datos de género que oculta disparidades en distintos sectores y grupos de mujeres.

“Si indagamos el índice, vemos un panorama heterogéneo en cuanto al avance en la representación de mujeres”, dice Alison. “Tenemos que celebrar el progreso en aquellos lugares donde se ha dado, pero no hay una única tendencia o historia que podamos sacar a partir del liderazgo de las mujeres que vemos en el índice”.   

“Es un problema del sistema”

La representación de las mujeres y el liderazgo feminista son dos conceptos importantes de la igualdad de género, pero no son dos componentes en uno. Si bien la representación de las mujeres es fácil de medir mediante las estadísticas y los datos, el liderazgo feminista considera la forma en que se ejerce el poder y cómo se toman las decisiones. Como líderes de feminismo de base, muchas de las organizaciones socias de EM2030 han encontrado vías para redefinir, valorar, usar, compartir y distribuir el poder. 

“Uno de los retos es que el foco a menudo está en arreglar a las mujeres y no solucionar el problema”, explica Emily Maranga, gerenta de programas de GROOTS Kenya. “Así que usamos el poder de nuestro colectivo para hacer incidencia y alentar a las mujeres a ser líderes. Porque, si los espacios de liderazgo están abiertos y las mujeres no los ocupan, eso no es responsabilidad de las mujeres, es un problema del sistema”.

La volatilidad del liderazgo de las mujeres

Los mejores datos disponibles en términos de medición del liderazgo de las mujeres es su representación política en el Parlamento y en cargos gubernamentales jerárquicos. Según el índice, el mundo, en promedio, hizo un importante avance en la representación de las mujeres entre el año 2015 y 2020: 90 países hicieron un avance muy rápido en el aumento de las mujeres en el Parlamento y en 78 países el avance fue muy rápido en el aumento de mujeres en cargos jerárquicos del gobierno.

“No podemos ignorar, sin embargo, que este progreso proviene de niveles iniciales muy bajos y el mundo todavía está lejos de donde debería en cuanto a la meta de paridad de género en la participación política”, dice Holder. En 2020, apenas el 26,4% de los escaños parlamentarios y el 24,7% de los cargos jerárquicos gubernamentales a nivel mundial estaban en manos de mujeres. La volatilidad de estas estadísticas tampoco puede pasarse por alto, ya que la representación de las mujeres puede fluctuar ampliamente en la política agenda de los partidos gobernantes.  Por ejemplo, el índice demuestra que entre 2015 y 2020, muchos países, incluidos Etiopía, Líbano y México dieron grandes saltos en el porcentaje de mujeres en cargos gubernamentales jerárquicos, mientras otros tantos, incluidos Estonia, Letonia y Polonia retrocedieron drásticamente en la dirección equivocada. El resultado es una clasificación global muy baja en términos de estos dos indicadores.

Fuente: Índice de Género de los ODS, Equal Measures 2030

Otros indicadores sobre las mujeres en ciencia y tecnología y las mujeres en delegaciones sobre el cambio climático presenta un panorama incluso más heterogéneo. Desde 2018, el 31% de puestos de investigación en ciencia y tecnología pertenecían a mujeres y, en promedio, el mundo no había hecho ningún progreso en cuanto al aumento de la cuota femenina desde 2015. En términos de representación de mujeres en delegaciones sobre el cambio climático, Holder describe esto como una “moneda de dos caras”. Aunque el 55% de los países hicieron algún progreso o tuvieron un progreso rápido en el aumento del liderazgo femenino en cuestiones de cambio climático entre 2015 y 2020, una gran parte de los países (41%) fue en la dirección equivocada en cuanto a esta medida y redujo la proporción de mujeres en sus delegaciones sobre cambio climático. En la COP 26 de Glasgow en 2021, la cumbre global para acelerar las acciones ante el cambio climático, las mujeres representaron en promedio el 33% de las delegaciones gubernamentales, igual que lo hicieron en 2019 y 2022. 

Brechas de datos persistentes

El aumento de la participación y la presencia de mujeres en la política y la vida pública es vital para avanzar en la igualdad de género, pero estos no son los únicos factores que intervienen. Las mujeres se encuentran con estructuras de poder jerárquicas y excluyentes en espacios de toma de decisiones que socavan su participación activa en ellos. La transformación de este contexto estructural es clave para su empoderamiento y autoridad políticos. 

Los datos sobre la representación de las mujeres en el Parlamento y los puestos gubernamentales jerárquicos son relativamente fáciles de encontrar, pero esto indica que las mujeres en estos espacios políticos formales vienen de contextos socioeconómicos más privilegiados. Los datos comparables sobre la representación de mujeres en el nivel subnacionales son escasos y, en casi la mitad de los países, los datos subnacionales son inexistentes. La mayoría de los países no recogen datos sobre la representación de las mujeres en el sector privado y en las ONG, algo necesario para tener un panorama más claro de la voz y la influencia de las mujeres en todos los sectores. También escasean datos en todos los sectores sobre la participación y la experiencia de otros grupos que incluyen minorías raciales y étnicas, la comunidad LGBTQ, las mujeres con discapacidad y otras, para alcanzar puestos de liderazgo.

“El informe del índice refleja la importancia de tener mejores datos de género que nos permitan medir las desigualdades entrelazadas para ver la situación de las mujeres en promedio, pero sobre todo la situación de los grupos de mujeres para garantizar la igualdad y la justicia”, afirma Holder.

El camino por recorrer

Incluso si la mayoría de los países parecen estar avanzando en cuanto a la representación de las mujeres, el índice de Género de los ODS alerta en cuanto a la lentitud de estos avances, su limitada escala y su profunda fragilidad. Todavía es muy pronto para medir el impacto total de la covid-19 en niñas y mujeres de todo el mundo, y las futuras crisis humanitarias expondrán e intensificarán aún más las desigualdades graves que quedaron al descubierto en el índice. Lo importante ahora es qué pasos sigamos. 

El primer paso para defensoras de los derechos de las mujeres como EM2030 es continuar promoviendo la visibilidad de políticas mujeres y tomadoras de decisiones en el sector público y privado, y la recolección y el uso de datos desagregados para cerrar las brechas persistentes sobre representación y liderazgo de las mujeres. Los donantes deben invertir más en monitoreo de datos y rendición de cuentas en todos los sectores, financiar a las organizaciones de base e invertir en más programas de capacitación sobre sistemas políticos, derechos de las mujeres a la participación y sus roles en la toma de decisiones.  

Finalmente, los gobiernos pueden promover sistemas de cuotas que ayuden a poner a las mujeres en las esferas políticas, usar marcos internacionales para incluir a las mujeres en su diversidad en las respuestas ante emergencias, la prevención del conflicto y la construcción de la paz, invertir en reformas estructurales y legales que les den a las mujeres protección social y legal y, por último, pueden exigir organismos de decisiones con balance de género.

El camino por recorrer para lograr la igualdad de género y, en particular, para tener representación y liderazgo de las mujeres seguramente será uno con sobresaltos. Pero como dice Lina Abirafeh, la antigua directora ejecutiva del  Arab Institute for Women: “Ahora mismo, tenemos que defender y reclamar el espacio, nuestros voces y palabras y luego podremos seguir adelante”.  

Día Internacional de la Mujer de 2022: Más mujeres en el liderazgo climático, pero sin lograr la igualdad de género

Por Maxine Betteridge-Moes

En un discurso en el marco de su designación como la primera gobernadora general indígena de Canadá el 21 de julio, Mary Simon se refirió al impacto desproporcionado y devastador del cambio climático en las comunidades indígenas del ártico canadiense.  

“Nuestro norte es una zona muy bien habitada por el pueblo inuit, las Naciones Originarias en Canadá y los métis”, dijo. “Nuestro clima permite que estas sociedades existan”. 

En Canadá, como en muchos otros lugares del mundo, quienes menos contribuyen al cambio climático son quienes más sufren sus impactos. Sin embargo, a pesar de ser las poblaciones más vulnerables, los pueblos indígenas, las mujeres indígenas, han estado históricamente excluidas de roles de liderazgo que podrían ayudar a abordar este fenómeno profundamente desigual. 

Los datos del Índice de Género de los ODS de 2022 muestra que el liderazgo de las delegaciones nacionales sobre cambio climático se ha vuelto más igualitario en términos de género y más mujeres participan en espacios de toma de decisiones en el mundo. Reconociendo el tema “La igualdad de género hoy es un futuro sostenible”, que celebra la contribución de las mujeres y niñas que trabajan para cambiar el clima de la igualdad de género, estas palabras de la gobernadora hacen eco profundamente. 

“Volver a la normalidad” no es suficiente

Sin embrago, el cambio es lento. Los datos muestran que, si bien muchos países están avanzando, otros no e incluso algunos están yendo en la dirección equivocada. El índice usa una gran base de datos e indicadores para medir el impacto del cambio climático en mujeres y niñas y hacer seguimiento del progreso mundial hacia la igualdad de género. Sirve tanto como una alarma de advertencia ante áreas problemáticas y llama la atención sobre los riesgos de esto, y también sirve como faro para arrojar luz en áreas sobre fortalezas y áreas que inesperadamente avanzan. 

Un motivo de esperanza

Comencemos por la noticia positiva: el índice muestra que el 55% de los países, incluido Canadá, hicieron algún progreso o avanzaron rápidamente en liderazgo de mujeres y liderazgo cambio climático. Los 10 países que más rápido avanzaron entre 2015 y 2020 están en el Sur Global y muchos hicieron un avance notable de los tres indicadores relativos al ODS 13 sobre acción climática, por ejemplo: liderazgo en cambio climático, percepción de las mujeres de políticas ambientales y vulnerabilidad ante el cambio climático. La región de África Subsahariana está segunda por debajo de Asia Pacífico en términos de mujeres y medioambiente, y supera a Europa y América del Norte, América Latina y el Caribe, y Oriente Medio y Norte de África. 

Las mujeres lideran el liderazgo en cambio climático en muchos de estos países. India e Indonesia, por ejemplo, están entre los primeros países de la región de Asia Pacífico por su avance en el ODS 13, que es propulsado en parte por la representación de las mujeres en las delegaciones de cambio climático y la proporción de mujeres que están satisfechas con los esfuerzos para preservar el medioambiente. Es importante que esta tendencia se replique en otras regiones si queremos ver un avance más rápido en la próxima edición del índice en 2025.

Motivos de preocupación

Ahora, pasemos a las malas noticias. 

De forma alarmante, el índice muestra que dos indicadores en emisiones de C02 y vulnerabilidad climática tenían el mayor número de países que no hicieron ningún progreso o que se movían en la dirección equivocada. América del Norte y Europa, regiones que han tenido en general un buen desempeño en otros indicadores, no avanzaron entre 2015 y 2020 en estos dos indicadores. En cuanto a América Latina y el Caribe, la región tiene un puntaje de 56,8, es decir un desempeño total muy deficiente en el ODS 13. 

Estos hallazgos muestran que los logros en igualdad de género en el contexto del cambio climático son muy lentos o esporádicos en el mejor de los casos. EL ODS 13 es uno de los tres con menor puntaje promedio global, junto con el ODS 17 en alianzas y el 16 sobre justicia.  Es sumamente preocupante que el mundo continúe sin lograr los objetivos en estas áreas, que pueden dar respuesta a algunas de las cuestiones prioritarias para mujeres y niñas.

La brecha de datos de género persiste

Tener una clasificación del progreso de los países en cuanto a la igualdad de género dentro de un contexto de crisis climática a través de datos existentes es solo una parte de esta batalla. La brecha de datos de género, áreas en las que los datos no está desagregados por sexo o no se han recogido directamente, persiste en todos los sectores. EM2030 y sus organizaciones socias han enfrentado grandes retos en la recolección de datos, lo que permite tener un examen con perspectiva de género de las cuestiones climáticas y medioambientales. 

La falta de datos en muchos temas medioambientales significa que estamos a ciegas en cuanto a las necesidades y contribuciones de las mujeres en muchos contextos. Por ejemplo, no pudimos incluir el ODS 12 (sobre consumo y producción responsables), el 14 (vida submarina) y el 15 (vida terrestre) por falta de indicadores de impacto social para estos ODS. Tampoco había indicadores que pudieran usarse para comprender cómo estas problemáticas afectan a niñas y mujeres. Pero por supuesto, los datos solos no son suficientes para que la incidencia sea exitosa. Tienen que estar accesibles, ser usables y poder comunicarse. Esto es precisamente el motivo por el que el trabajo en EM2030 de conectar datos y evidencia con incidencia y acción en igualdad de género es esencial transformar significativamente las vidas de las mujeres y niñas en todo el mundo.

La igualdad de género todavía es posible

En el Día Internacional de la mujer, compartimos el llamado a la celebración de la participación y el liderazgo de las mujeres en la adaptación y mitigación ante el cambio climático. Desde su asunción, la gobernadora general de Canadá prometió “promover y reconocer ejemplos de liderazgo comunitario y de conservación y de acción climática promovida por los pueblos indígenas” para inspirar al resto de la ciudadanía canadiense. Los datos de género permitirán que otros líderes globales evalúen las oportunidades, además de las limitaciones, para empoderar y marchar por las mujeres y niñas, para que tengan una voz, tomen decisiones y contribuyan a la construcción de un futuro sostenible para todas las personas.

¿Dónde están los datos “en tiempo real” sobre igualdad de género?

Por Alison Holder, directora de Equal Measures 2030

Es el primer Día del Factivismo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; una posibilidad para asumir los datos que nos ayuden a entender el estado de nuestro mundo tal como se encuentra hoy. Con la misión de Equal Measures 2030 (EM2030) de conectar datos y evidencia con incidencia y acción sobre igualdad de género, el factivismo es la razón de nuestra existencia.

Un buen factivismo requiere buenos datos, y eso incluye datos oportunos. Las organizaciones socias detrás del día de acción de hoy (incluidos TRENDSGPSDD Project Everyone) han compartido un importante hecho actualizado referido al estado de la igualdad de género para recordarnos que los hombres dominan posiciones de poder político y ocupan el 75 % de los puestos legislativos en todo el mundo. Este hecho concuerda con los datos del Índice de Género de los ODS: ningún país ha logrado todavía la igualdad de género y la mitad de los países —donde residen 2100 millones de niñas y mujeres— no cumplirá con un conjunto de las metas más importantes de igualdad de género antes de 2030 si continúa el ritmo actual.

La falta de progreso en cuanto a la igualdad de género es una amenaza para la totalidad de la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: el 22 % de los indicadores de los 17 ODS es específicamente sobre género y muchos más de los indicadores de los ODS no son específicos en cuanto al género, pero deberían serlo para reflejar el progreso desigual de niñas y mujeres en cuestiones clave.

Sin embargo, es particularmente difícil encontrar datos actualizados para la igualdad de género. EM2030 lo sabe de primera mano. Al elaborar nuestro Índice de Género de los ODS —la herramienta más integral disponible para monitorear la igualdad de género alineada con los ODS— escudriñamos fuentes de datos sobre género de todo el mundo y de varios sectores para compilar datos que miden 51 cuestiones de género en 129 países.

A pesar del esfuerzo masivo de compilación de datos que realizamos con nuestra alianza intersectorial, nuestro Índice (al igual que otros) se basa en gran medida en censos poblacionales, encuestas de hogares y datos administrativos. Sin embargo, los censos se realizan solo cada diez años, las encuestas a nivel de hogares estandarizadas internacionalmente tienden a actualizarse cada 3 o 5 años y los datos administrativos (datos generados a través de registros de nacimientos, sistemas educativos y de salud, por ejemplo) se recopilan de forma permanente, pero solo se compilan y reportan varios años más tarde.

La pandemia de la covid-19 ha aumentado el apremio para obtener datos oportunos sobre igualdad de género. Muchos grupos, incluidos EM2030 y las organizaciones socias como la Fundación Bill y Melinda Gates y FEMNET, han advertido con alarma que la covid-19 podría retrasar décadas el progreso en pos de la igualdad de género. A nivel global, sin embargo, los datos actualizados son insuficientes para demostrar este punto de forma sistemática. Lo que es todavía peor, existe el riesgo real de que la covid-19 dé lugar a datos sobre género aún menos oportunos, ya que los confinamientos y los presupuestos públicos deteriorados representan una amenaza para los esfuerzos por reunir datos.

La covid-19 ha exacerbado las presiones, pero la necesidad de datos sobre género más actualizados no es nueva. La falta de datos oportunos sobre género fue planteada por las personas formuladoras de políticas y las personas defensoras de la igualdad de género por igual en encuestas a partes interesadas realizadas por EM2030 en 2017 y 2018.

En 2018 trabajamos con Ipsos para encuestar a 625 defensores y defensoras de la igualdad de género en todo el mundo. Apenas el 19 % de las personas defensoras de género consideraba que los datos sobre género eran “actualizados”. El 86 % describió los datos sobre género como “algo” o “mayormente” incompletos. 9 de cada 10 defensores y defensoras atribuyeron las deficiencias de los datos sobre género a que los gobiernos no priorizan la recopilación de datos sobre cuestiones que afectan a mujeres y niñas.

Preocupaciones similares con respecto a la oportunidad de los datos sobre género provinieron directamente de las personas formuladoras de políticas. En 2017, EM2030 e Ipsos encuestaron a 109 personas formuladoras de políticas de cinco países (Indonesia, la India, Kenia, Senegal y Colombia). Cuando se les preguntó sobre la “calidad” de los datos sobre género en sus países, dos tercios de estas personas expresaron insatisfacción con la pertinencia temporal de los datos:

En el primer Día del Factivismo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, debemos celebrar el poder de los datos para captar la atención, exponer la injusticia e impulsar la rendición de cuentas. Sin embargo, debemos también reconocer que en lo que se refiere a la igualdad de género, resulta difícil encontrar datos actualizados. Se deben resolver esas deficiencias en los datos sobre género, en especial a través de inversiones intersectoriales y sistémicas en sistemas estadísticos nacionales. Data2X estima que la deficiencia de financiamiento para los sistemas de datos sobre género en países de menores ingresos es de entre USD 170 millones y USD 240 millones al año. Si tenemos en cuenta la covid-19, también debemos priorizar el monitoreo en tiempo real de cuestiones de género cruciales que sabemos que responden con rapidez a las conmociones, como los ingresos, el acceso a los servicios educativos y de salud, los índices de violencia y la carga de asistencia no remunerada. Sabemos que los retrasos en el progreso hacia la igualdad de género amenazan a la totalidad de la agenda de 2030, pero estamos “volando a ciegas” al no contar con datos suficientes para entender el impacto global en tiempo real de conmociones como la covid-19 sobre las mujeres y las niñas. Incluso antes de la covid-19, más de un tercio de los países se estaba moviendo con lentitud, o incluso en una dirección equivocada, con respecto a cuestiones de género fundamentales. Para garantizar que las personas factivistas tengan lo que necesitan para mantener encaminado el progreso hacia la igualdad de género, deben satisfacerse sus demandas de datos sobre género más oportunos.