Un mundo con igualdad de género no nos empujaría a una guerra interminable
La igualdad de género está inextricablemente vinculada con la paz y la prosperidad internacionales, pero el progreso ha sido peligrosamente lento en los últimos años.
Por Alison Holder vía Fortune
El Día Internacional de las Mujeres 2022 puede tener dificultades para abrirse camino en estos momentos de incertidumbre generalizada, con noticias que hablan de la amenaza de la “tercera guerra mundial” y las repercusiones de la pandemia global.
Puede llegar a haber algunas pocas y cansinas campañas que mencionen la fecha, algunas presentaciones corporativas poco entusiastas sobre aumentar la diversidad en la sala de juntas e incluso algunas personas que agregarán un cartel en su foto de Twitter el 8 de Marzo. Pero debajo de esta superficie hay una sensación de malestar y distracción. “No tenemos tiempo este año para preocuparnos por la igualdad de género cuando hay una guerra por ganar.”
Sin embargo, ignorar los nexos entre la igualdad de género y la paz y la prosperidad internacionales sería un grave error. Estas cuestiones están inextricablemente vinculadas. El Día Internacional de las Mujeres debe ser un recordatorio de que ningún país ha alcanzado la igualdad de género y de que el progreso en los últimos años ha sido, en el mejor de los casos, lento. Menos de un cuarto de los países están haciendo un progreso “rápido” hacia la igualdad de género y uno de cada tres no está haciendo ningún progreso o está yendo en la dirección equivocada.
Un mundo con igualdad de género, ¿sería también más seguro y pacífico? La respuesta simple —y basada en evidencia— es un rotundo sí.
Se ha demostrado que la igualdad de género es el predictor de paz más importante, mucho más que la riqueza, el nivel de democracia o la identidad religiosa de un país. Los países con igualdad de género tienen menos probabilidad de ir a la guerra, de usar primero la fuerza durante conflictos o de estar involucrados en crisis internacionales violentas. Los estados que invierten en las mujeres tienen más probabilidades de ser ricos, estables y democráticos. Es por estas razones que la igualdad de género ha sido descrita como “la raíz primaria de la seguridad internacional”.
¿Por qué? Simplemente porque las mujeres estarían igualmente representadas en posiciones de poder y tendrían los lugares que les corresponden en las tomas de decisiones. Hoy, las mujeres tienen solo un cuarto de los cargos ministeriales o gubernamentales de nivel superior.
¿Quién está en la OTAN tomando decisiones cruciales sobre cómo responder la actual invasión de Rusia a Ucrania? Solo cuatro de los 30 países de la OTAN (13 %) están liderados por mujeres. Los acuerdos de paz que incluyen mujeres tienen un 35 % más de probabilidades de durar por lo menos 15 años; sin embargo, siete de cada 10 procesos de paz aún no incluyen mujeres mediadoras o signatarias.
También sabemos que, a mayor número de mujeres en un gobierno, mayor es la atención que se presta al bienestar social, la protección legal y la transparencia en los asuntos gubernamentales y comerciales. Es un círculo virtuoso: Los gobiernos con porcentajes más altos de mujeres en cargos ministeriales llevan adelante políticas en favor de la igualdad de género.
Desde los vínculos entre la testosterona en el sector bancario dominado por varones y los comportamientos orientados a la toma de riesgos que contribuyeron a la crisis financiera de 2008 hasta la “masculinidad tóxica” y el armamento nuclear, no es difícil ver cuánto nos beneficiaría tener una mayor igualdad de género, especialmente en épocas de conflicto internacional.
Garantizar que las mujeres tengan igualdad de participación y representación es solo una pieza en el rompecabezas de los nexos entre la igualdad de género y la seguridad internacional. La discriminación sistemática contra las mujeres es en sí misma una forma de dominación y explotación, que luego se manifiesta en la seguridad y el control estatales. No debería sorprender el hecho de que los estados que tienen poco interés en los derechos y el bienestar de las mujeres también tienen poco interés en el orden internacional.
Nuestra tolerancia a la desigualdad de género generalizada va de la mano con nuestra tolerancia a un mundo hecho de “quienes tienen” y “quienes no tienen”, donde el capital es el rey supremo y dos tercios de los países han aumentado su gasto militar (en lugar de invertir en salud, bienestar social y la lucha contra el cambio climático), y donde la cooperación internacional pierde cada vez más terreno en favor de miradas nacionalistas.
En un mundo patriarcal, dominado por el poder de los varones, se ha llegado a ver la escalada de la “potencia militar” como la única salida. En un mundo con más igualdad de género, tendríamos el beneficio de diferentes puntos de vista, perspectivas y talentos de toda nuestra población. Tal vez más países habrían instituido una política exterior feminista. Podrían haberse implementado con más celeridad otras estrategias frente a la agresión de Putin. Pensando en la ruta del dinero, con aumentos drásticos en la transparencia financiera y medidas enérgicas contra la corrupción, junto con una renovación del internacionalismo, la diplomacia y la cooperación, se podría haber evitado la peligrosa escalada que vemos hoy.
Pero no tiene que ser así. Sabemos que un cambio rápido en materia de igualdad de género es posible. Si bien el progreso en pos de la igualdad de género está siendo demasiado lento como para alcanzar los objetivos globales para el 2030, es alentador que más de la mitad de los países del mundo hayan avanzado en la dirección correcta en los últimos años, y algunos lo hayan hecho a un ritmo relativamente rápido.
No podemos permitir que este escenario cada vez más lúgubre desplace al Día Internacional de las Mujeres de la lista de prioridades de este año. Por el contrario, debemos recordar que la igualdad de género es esencial para resolver el descontento y la desunión que tanto afectan a nuestro mundo. En 2022, debemos no solo recordar el Día Internacional de las Mujeres, sino también recuperar su historia activista y alzar nuestros reclamos de un futuro más igualitario, estable y próspero.
Alison Holder es la directora de Equal Measures 2030, un Partenariado por la Igualdad de Género internacional de la Fundación Bill y Melinda Gates, PLAN International, FEMNET, ONE Campaign y otras organizaciones.