El índice de Género de los ODS de 2022
El Índice de Género de los ODS de 2022 encuentra muy poco progreso en cuanto a la igualdad de género a nivel global entre 2015 y 2020. El puntaje del índice para igualdad de género se ubica en 67,8 en 2020, apenas un ligero incremento de menos de dos puntos desde 2015.
Si la tendencia continúa, el puntaje global llegará a solo 71 sobre 100 para el 2030, la fecha límite para la concreción de los ODS (ver la figura 4). E incluso esta proyección puede verse como optimista teniendo en cuenta el impacto que la pandemia de la covid-19 ya ha tenido sobre el bienestar de niñas y mujeres en todo el mundo
Principales conclusiones
- El progreso en materia de igualdad de género ha sido demasiado lento, frágil y fragmentado. Entre 2015 y 2020, hubo muy poco progreso a nivel global.
- Si la tendencia continúa, el mundo alcanzará un puntaje de solo 71 de 100 para el 2030, la fecha límite para la concreción de los ODS.
- Ninguno de los 144 países en el Índice de Género de los ODS ha logrado la igualdad de género, y ningún país tiene el mejor desempeño—y ni siquiera está entre los mejores diez en cuanto al desempeño— en todos los ODS. Cada país tiene mucho por hacer para concretar la visión de igualdad de género integrada en los objetivos.
- Menos de un cuarto de los países están haciendo un “progreso rápido” hacia la igualdad de género, mientras que un tercio no está haciendo “ningún progreso” o, peor aún, está yendo en la “dirección equivocada”.
- El lado positivo es que más de la mitad de los países del mundo están yendo en la dirección correcta en materia de igualdad de género.
- Sin embargo, en 2020, más de 3000 millones de niñas y mujeres aún vivían en países con puntajes “bajos” o “muy bajos” en igualdad de género.
Resumen de las recomendaciones de políticas
El Índice de Género de los ODS de 2022 delinea un plan de acción para el cambio, basado en seis temas transversales que suelen caracterizar a los países y las regiones que progresan en el área de la igualdad de género.
- Reformar y aplicar leyes contra la desigualdad. Los países que reforman y aplican plenamente leyes de igualdad de género tienen mejores resultados en salud, nutrición y educación para las mujeres y sus familias, empleos más resilientes para las mujeres y más mujeres en el Parlamento.
- Invertir en servicios públicos e infraestructura social (incluido el cuidado). La transformación social necesaria para que haya igualdad de género debe financiarse, lo cual requiere presupuestos con perspectiva de género, impuestos progresivos y una inversión sólida en servicios públicos y en infraestructura pública (incluidos los servicios de cuidado).
- Promover el liderazgo, la participación y la voz de niñas y mujeres. La clave es combatir los mandatos de género y fomentar modelos; la mayor visibilidad de mujeres en la esfera pública crea un círculo virtuoso de participación.
- Cerrar la brecha de datos de género. Esto implica invertir en la mejora de la infraestructura de datos y formalizar la idea de un ecosistema de datos de género, pero también conlleva la movilización y construcción de puentes entre diferentes partes interesadas y las comunidades de datos, y hacer un buen uso de los macrodatos.
- Invertir en organizaciones y movimientos feministas, crearles espacios y prestarles atención. El progreso en materia de derechos de las mujeres habría sido mínimo sin la presión y la incidencia de estas organizaciones y movimientos. Necesitan recursos adecuados y espacios seguros para operar.
- Trabajar con niñas y mujeres jóvenes y empoderarlas. Se debe escuchar su voz en las decisiones que las afectan. Para acelerar el progreso hacia la igualdad de género, es crítico que haya programas, políticas y leyes diseñados con y para ellas, y que sus grupos tengan financiamiento.