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La COP27 debe asegurar el derecho de las mujeres a la tierra para atacar la vulnerabilidad climática

De Dennis M. Njunge, gerente de Monitoreo, Evaluación, Investigación y Aprendizaje de GROOTS Kenya

Mundialmente, más de 400 millones de mujeres trabajan en la agricultura y producen la mayor parte de los alimentos del mundo. En África subsahariana y Asia, las mujeres representan entre el 60 % y el 80 % de la fuerza laboral agrícola. Sin embargo, las mujeres son dueñas de menos del 20 % de la tierra del mundo y carecen de igualdad de derechos al acceso, el control y el uso de la tierra en más de 90 países. Esto supone una base desigualdad.

Esta desigualdad de los derechos de las mujeres a la tierra es directamente relevante para las negociaciones en torno al cambio climático que están teniendo lugar este mes en COP27 en Egipto. Pero ¿por qué? Porque, si tenemos la esperanza de poner un coto al colapso climático, necesitamos con urgencia que el mundo se haga cargo de cómo valoramos a las mujeres y el ambiente, que son víctimas de procesos explotadores y extractivistas.

En un mundo en el que las mujeres dependen desproporcionadamente de los recursos naturales, son extremadamente vulnerables a la crisis climática y tienen un papel clave en la conservación de la tierra y la naturaleza, la desigualdad en la tenencia de la tierra tiene un impacto enorme sobre la vulnerabilidad de mujeres y niñas y, por extensión, sobre el equilibrio ecosistémico.

No reconocer la propiedad de las mujeres sobre la tierra, y la relación que tienen con ella, aumenta su vulnerabilidad de muchas maneras:

Las mujeres y niñas tienen más probabilidades de quedar empobrecidas y ser desplazadas. Las mujeres componen el 80 % de las personas refugiadas por motivos climáticos en todo el mundo. Estos dos factores desembocan en riesgos más altos de violencia y explotación sexual. Las adquisiciones a gran escala echan a las mujeres de su tierra, con la consecuente interrupción de los lazos con la comunidad y su hogar y el acceso al alimento que necesitan para sobrevivir o mantenerse. Las mujeres tienen menos probabilidades de asegurarse un trabajo alternativo en estas situaciones debido a la carga desproporcionada de las tareas de cuidado.

– En algunos países, la discriminación y factores culturales y legales impiden que las mujeres accedan o sean dueñas legalmente de la tierra en que viven y trabajan luego de un divorcio o de la muerte de su esposo. Esto puede llevar a la pobreza, el desplazamiento o la explotación sexual.

A las mujeres se las suele dejar fuera de los bancos de datos y de acceso a subsidios que guían el apoyo a la actividad agrícola y a programas de adaptación climática debido a la falta de una tenencia asegurada. Más aún, carecen de acceso a créditos y préstamos para mejorar sus medios de vida y reducir su vulnerabilidad al cambio climático. La exclusión ha significado que los gobiernos carecen de datos y pruebas sobre su participación, lo cual crea brechas más amplias en la programación con perspectiva de género y los espacios de toma de decisiones en torno a la tierra y la acción climática.

Más allá de los efectos sobre mujeres y niñas y sus derechos, las desigualdades en el derecho a la tierra también aumentan la vulnerabilidad de las infancias, las comunidades y el ambiente, en general. GROOTS Kenia ha aprendido de primera mano, a lo largo de sus más de 27 años de trabajo con redes de mujeres rurales de Kenia, que el acoso a mujeres involucradas en la protección del derecho a la tierra, junto con la constante marginación y exclusión de las mujeres de los espacios de toma de decisiones, frena las acciones de adaptación y mitigación e incrementa la vulnerabilidad global al cambio climático.

¿Qué se puede hacer en COP27?

GROOTS Kenia apunta a transformar la suerte de las mujeres y las niñas de las organizaciones de base al invertir en cambiar sus actitudes y comportamientos, así como también en cultivar sus habilidades y capacidades para que participen eficazmente en el desarrollo como iguales y no como destinatarias de asistencia. Trabajamos para promover y hacer avanzar el acceso de las mujeres al uso y el control de los recursos productivos (tierra, financiamiento, tecnología) y para promover la participación de las mujeres de las bases en la generación de soluciones climáticas y resiliencia. Y, a través de estadísticas y datos de género, GROOTS Kenia, junto con organizaciones socias (como Equal Measures 2030), aporta pruebas que sirven de respaldo para la incidencia comunitaria basada en datos para servicios esenciales

GROOTS Kenia y sus organizaciones socias saben que, adoptando principios feministas en todo el movimiento climático liderado por mujeres y niñas, podemos avanzar hacia un futuro más equitativo y sostenible. ¿Cómo se refleja esto en la práctica?

  • Con la descentralización del financiamiento para garantizar que las organizaciones de base de mujeres y niñas tengan recursos para invertir en estrategias de adaptación en pos de mayor seguridad alimentaria para su hogar, más ingresos para mujeres y niñas, menos impactos de desastres y pandemias y efectos positivos para la salud.
  • Llevando el discurso científico teórico sobre el clima a las prácticas que pueden ser adoptadas localmente y en forma sostenible por mujeres, niñas y sus comunidades, así como también invirtiendo en investigaciones sobre servicios de información y prácticas en torno al cambio climático de preferencia por género.
  • Diseñando políticas e invirtiendo en acciones para reducir las cargas de las tareas de cuidado no pagas que recaen sobre mujeres y niñas en favor de tiempo productivo, por ejemplo, en los sectores del agua y la energía.

* Este artículo fue escrito originalmente en inglés y, como tal, algunos de los artículos referenciados en los enlaces están en inglés.

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