Dando voz a las mujeres rurales en la lucha contra el cambio climático – Mariana Guerrero Álvarez
A medida que el cambio climático se intensifica, las mujeres rurales en Colombia enfrentan algunos de sus impactos más devastadores. Dependientes de la agricultura y la pesca para alimentar a sus familias y comunidades, estas mujeres están en la primera línea de una crisis que amenaza sus vidas y medios de subsistencia. Pero no están solas en esta lucha. A través del Programa de Becas para Periodistas de Datos de Equal Measures 2030, la periodista colombiana Mariana Guerrero Álvarez está dando a conocer sus historias, destacando la resiliencia de las mujeres rurales y exponiendo la profunda intersección entre la desigualdad de género y la vulnerabilidad climática en Colombia.
Equal Measures 2030, en colaboración con Salesforce, lanzó la Beca de Periodismo de Datos para empoderar a periodistas a utilizar datos de género en sus historias, una herramienta esencial para avanzar hacia la igualdad de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. En 2023, la beca brindó a 11 periodistas latinoamericanos y defensores de la igualdad de género los recursos para producir reportajes innovadores, proporcionando capacitación, acceso a herramientas de datos y un financiamiento para apoyar sus proyectos.
Para Mariana, esta oportunidad representó una forma de amplificar las voces más afectadas en su país y llevar la justicia climática con enfoque de género al centro de la atención. Su trabajo, publicado en El Tiempo, destaca de manera efectiva cómo las sequías, la pobreza y la exclusión de los espacios de toma de decisiones están profundizando las desigualdades en estas comunidades y frenando el progreso hacia la justicia climática.
Cambio climático y género: Una mirada profunda a Colombia
El trabajo de Mariana profundiza en los efectos de género del cambio climático, particularmente para las mujeres rurales en la agricultura y la pesca. En muchas áreas, las mujeres son responsables de cultivar alimentos y garantizar la seguridad alimentaria de sus familias, pero a medida que los patrones climáticos se vuelven impredecibles y las sequías son más frecuentes, estas responsabilidades son cada vez más difíciles de cumplir. El resultado es una creciente inseguridad alimentaria y pobreza en algunas de las comunidades más vulnerables de Colombia.
La intersección entre el cambio climático y la desigualdad de género se volvió imposible de ignorar para Mariana después de presenciar el trabajo de mujeres líderes ambientales en diferentes regiones de Colombia. “En Colombia, hay algunas mujeres líderes ambientales que destacan por su ímpetu en la preservación y cuidado de los recursos naturales”, señala. Ver a estas líderes actuar en nombre de sus comunidades despertó una poderosa pregunta en ella: ¿Cómo afecta esta crisis específicamente a las mujeres?
La urgencia creció a medida que el gobierno colombiano emitía llamados repetidos sobre la crisis climática. Sin embargo, aunque organizaciones internacionales destacaban los efectos del cambio climático sobre las mujeres a nivel global, Mariana se dio cuenta de que “se había dicho poco sobre las particularidades del caso colombiano”. Para ella, era esencial resaltar estas experiencias y cuestionar la falta de políticas públicas que aborden sus necesidades específicas.
Historias de resiliencia: Las voces de Rosa Durán y Andreina Gnecco
En su trabajo, Mariana captura las historias de mujeres resilientes que luchan por mantener vivas a sus comunidades a pesar de las adversidades climáticas. Una de estas mujeres es Rosa Durán, una líder en la reserva indígena Curripaco en Guainía. A pesar de vivir cerca de uno de los cuerpos de agua más importantes del país, las sequías cada vez más frecuentes han impedido que sus cultivos lleguen a la cosecha, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de su comunidad.
De manera similar, Andreina Gnecco, una profesora en La Guajira, ha observado cómo la falta de lluvia ha reducido las posibilidades agrícolas en su región. “La escasez de agua no solo afecta la agricultura, sino también la pesca, que se ve impactada por la disminución de los cuerpos de agua y la contaminación de la minería ilegal”, explica. Estas historias ilustran cómo el cambio climático está devastando las economías locales mientras intensifica la pobreza y la marginación de poblaciones vulnerables que a menudo son ignoradas por el estado.
El desafío de encontrar datos desagregados por género
Uno de los principales obstáculos que Mariana enfrentó en su investigación fue la falta de datos desagregados por género sobre los efectos del cambio climático en Colombia. “Los impactos se miden en términos generales, sin distinciones claras sobre cómo ciertas poblaciones, especialmente las mujeres, se ven afectadas específicamente”, señala. Sin datos específicos de género, los responsables de políticas no pueden evaluar con precisión los desafíos únicos que enfrentan las mujeres rurales.
Para superar este desafío, Mariana basó su reportaje en las narrativas personales de mujeres líderes que enfrentan la realidad diaria de la crisis climática. “Los testimonios de estas mujeres son cruciales para entender la verdadera magnitud del problema y demostrar la urgencia de adoptar una perspectiva de género en la lucha contra el cambio climático”, agrega. A través de estas narrativas personales, Mariana no solo humaniza los datos climáticos, sino que también enfatiza las experiencias únicas de mujeres y comunidades marginadas que no aparecen en datos no desagregados.
Continuar luchando por un mundo justo en términos de género y clima
Para Mariana, su trabajo no termina con la publicación de su reportaje. Sus planes futuros incluyen seguir concienciando sobre los efectos del cambio climático en las mujeres y fortalecer la participación de las mujeres líderes ambientales en la formulación de políticas. “Es esencial que las mujeres desempeñen un papel activo en los procesos de toma de decisiones, ya que están en la primera línea de la crisis y tienen conocimientos invaluables sobre cómo mitigar sus efectos”, afirma.
Además, Mariana cree que la cumbre COP16 celebrada este año en Colombia presenta una oportunidad única para priorizar la agenda climática con un enfoque inclusivo. Sin embargo, también reconoce que queda mucho trabajo por hacer para garantizar que una perspectiva de género se integre de manera efectiva en las políticas y acciones climáticas.
El trabajo de Mariana Guerrero Álvarez es un recordatorio de que la lucha contra el cambio climático también debe ser una lucha por la justicia de género. Sus historias nos recuerdan que la crisis climática pone en peligro no solo el medio ambiente, sino también las vidas de las personas que dependen de él, especialmente las mujeres rurales. Su trabajo nos insta a replantear nuestro enfoque ante la crisis climática, asegurando que las voces de quienes se ven más afectadas sean escuchadas, valoradas y priorizadas. Debemos mejorar la calidad de los datos climáticos para garantizar que los desafíos y realidades únicas de mujeres como Rosa Durán y Andreina Gnecco sean reconocidos y abordados.