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Sufrir en silencio: niñas kenianas sin oportunidad de recibir educación

Por Monica Mararo

En situaciones de crisis, las niñas se enfrentan a numerosos obstáculos para recibir educación, como la violencia sexual y de género, el embarazo adolescente y el matrimonio infantil. En Kenia, las niñas de comunidades de acogida de Turkana y las niñas refugiadas urbanas en el asentamiento informal de Eastleigh, Nairobi, están desfavorecidas en todas las etapas de la educación y les cuesta aprender debido a los altos niveles de vulnerabilidad. En estos contextos frágiles y de crisis, la educación de las niñas es una tabla de salvación. Lamentablemente, muchas niñas permanecen fuera de la escuela y se enfrentan a obstáculos relacionados con el género en la educación, lo que las hace retroceder y las sume más en la pobreza.

Con la llegada de la covid-19, el Gobierno de Kenia anunció el cierre de las escuelas y las instituciones educativas como medida de precaución para mitigar el riesgo de la transmisión del virus entre seres humanos y para minimizar la propagación comunitaria. Las niñas sufrieron más los efectos adversos de la pandemia que los niños. Durante el cierre de las escuelas, a las niñas les faltaron los alimentos y las toallas sanitarias que proporcionaban las escuelas y las ONG. La mayoría no pudo acceder a materiales de aprendizaje mientras estaba en el hogar y no había canales de aprendizaje alternativos disponibles. Como ejemplo, la mayoría de los hogares carece de radios; por lo tanto, las niñas no tuvieron el beneficio de los programas escolares transmitidos por radio por el Kenya Institute of Curriculum Development (KICD). Tampoco tienen acceso a computadoras o teléfonos inteligentes para asistir a clases virtuales. 

El estudio de caso realizado por FAWE Kenya revela que el condado de Turkana tiene un desempeño deficiente en cuanto a mantener a las niñas en la escuela una vez que se inscriben. Hay una reducción drástica en los números a medida que avanzan en las clases siguientes. En 2020, por ejemplo, 700 niñas y 997 niños se presentaron para el Certificado de Educación Primaria de Kenia (KCPE), lo que implica que más niños que niñas completaron la escuela primaria en la comunidad de acogida. La comunidad de acogida rural tiene una actitud negativa hacia la educación de las niñas y cree que su educación es opcional. Las niñas permanecen en el hogar y proveen mano de obra para arrear cabras y para ocuparse de otras tareas domésticas. Están destinadas a ser casadas a cambio de bienes. Los padres consideran que las niñas les pertenecen y que ellos tienen derecho a decidir cuándo deberán adornarse y contraer matrimonio a cambio de vacas y camellos. Las escuelas son percibidas como lugares donde las niñas se ven expuestas a ideas “extrañas” como sexo, aborto, uso de drogas y embarazo. Los obstáculos de idioma, los docentes inadecuados, la actitud deficiente hacia la educación, la indisciplina de las niñas y la ausencia de modelos son todos factores que dan lugar al fracaso educativo de las niñas. 

Muchas niñas sufren violencia y extremismo tanto en el hogar como en la escuela, y son lastimadas porque se piensa que el castigo corporal infunde disciplina. Los roles prejuiciosos en cuanto al género definidos culturalmente han llevado a una disparidad en las oportunidades educativas para las niñas y los niños. Limpiar, cocinar, buscar agua y vender leña o carbón son tareas que en conjunto representan las obligaciones diarias de las niñas. Esas actividades suelen ocuparles la mayor parte del tiempo, hasta el punto de que tienen poco o nada de tiempo para estudiar como lo hacen los niños.

Cuando las familias huyen en busca de seguridad, las niñas pequeñas se pierden la educación. Muchas niñas y familias refugiadas urbanas han huido de Somalia debido al reclutamiento forzado y la sustracción de menores para el conflicto, y se han encontrado en Eastleigh, Nairobi. La mayoría (30,8 %) huyó a Kenia porque temía la sustracción por parte de las milicias, mientras que un 26,9 % fue forzado a huir por la guerra y la violencia interna. Muchos también huían de la persecución, la guerra o, incluso, el matrimonio forzado o la mutilación genital femenina. A pesar de la inestabilidad en sus países de origen, muchas niñas buscaron aumentar su educación, empleo o simplemente sitios adecuados para el pastoreo. 

En Eastleigh, Nairobi, a las niñas refugiadas que asistían a la escuela se les ha prohibido acceder a la educación porque carecen de documentación oficial. Hay solo seis escuelas públicas y un par de escuelas privadas que inscriben a niñas refugiadas urbanas. Las aulas superpobladas son frecuentes y los docentes no tienen las habilidades requeridas para ocuparse de sus necesidades. La falta de una situación legal, de documentación esencial como un documento oficial de identificación o un certificado de nacimiento, o de un comprobante de escolaridad previa requerido para inscribirse es un obstáculo importante. 

Las niñas refugiadas urbanas carecen de opciones de transporte para acceder a las escuelas de forma segura y el 59 % menciona la distancia hasta la escuela como un obstáculo importante para la escolaridad. Con frecuencia, debido al tiempo dedicado a encontrar un lugar para asentarse, la mayoría de las niñas refugiadas es excesivamente mayor para su grado/clase tanto en las escuelas primarias como en las secundarias. Debido al color y la estatura, otros estudiantes de las escuelas se les ríen y las ridiculizan. A manera de ejemplo, algunas niñas refugiadas de Sudán del Sur no pueden ir a la escuela por los prejuicios que rodean su apariencia física, en especial el color de la piel y la estatura, y dan por terminada su escolaridad a fin de ingresar a la fuerza de trabajo, principalmente como empleadas domésticas.

Intervenciones de FAWE Kenya

FAWE Kenya trabaja para garantizar que todas las niñas puedan acceder a la educación, y esto promueve la estabilidad entre las niñas vulnerables. Las niñas educadas cuentan con herramientas para resolver conflictos de forma pacífica y son más productivas. Se ha mostrado que la educación de calidad promueve la tolerancia y ayuda a resistir el reclutamiento para el extremismo violento. 

FAWE Kenya está trabajando de manera proactiva con la comunidad para promover la paridad de género en la educación con el fin de abordar obstáculos para la inscripción, retención y finalización de las niñas en las comunidades de acogida de Turkana y en Eastleigh. Estamos alentando el compromiso de padres y madres y la participación de las niñas para informar la planificación de la educación en contextos de emergencia. Creemos que eso ayudará a garantizar las metas de respuesta para las niñas de una manera que las beneficie y a asegurar que sus voces sean escuchadas.

Apoyamos al sector educativo y a las partes interesadas para influenciar de forma constructiva la toma de decisiones y las asignaciones a nivel de los condados y en el ámbito nacional. Con nuestro sólido programa de educación en situaciones de emergencia, vamos a garantizar que la educación de calidad para las niñas sea una prioridad máxima. A través de los Grupos de Trabajo de Incidencia de Nairobi y de Turkana, abordamos una amplia gama de obstáculos para la educación de las niñas mediante estrategias, herramientas y enfoques impulsados por datos y de respuesta al género con el fin de colocar la igualdad de género en el centro de educación en situaciones de emergencia. 

Hemos hecho una extensa investigación para documentar estrategias basadas en evidencia que cambiarán la historia para las niñas que crecen en contextos afectados por crisis y que fortalecerán su resiliencia y su potencial para reconstruir sus vidas y dar forma a sus comunidades. Nuestra investigación aplicó un análisis de género impulsado por datos con datos cualitativos y cuantitativos desagregados por sexo y por otras variables para identificar y entender las disparidades de género existentes y normas y prácticas con prejuicios de género relacionadas con el acceso y el aprendizaje para las niñas que viven en la comunidad de acogida de Turkana y las niñas refugiadas urbanas de Eastleigh, Nairobi. Hemos documentado datos desagregados y matizados con respecto a qué está sucediendo y por qué está sucediendo. Esta evidencia crítica se integrará a las evaluaciones y las respuestas del sector educativo keniano y se utilizará para informar el diseño, la implementación, las alianzas, el monitoreo y los reportes del programa con el fin de acelerar la igualdad de género para la educación de las niñas en situaciones de emergencia. 

En nuestros esfuerzos de incidencia, movilizamos respuestas multisectoriales al abordar el espectro completo de obstáculos que mantienen a las niñas fuera de la escuela y, al mismo tiempo, garantizamos la participación de la comunidad y el establecimiento de mecanismos de rendición de cuentas. Por ejemplo, en el condado de Turkana, a través del programa “Wasichana Wetu Wafaulu, el Ministerio de Educación proporciona toallas sanitarias. FAWE Kenya se comprometió a hacer responsables a los funcionarios de educación del condado de garantizar que las niñas pobres y con necesidades de la comunidad de acogida accedan a las toallas sanitarias y asistan a las escuelas con mayor frecuencia.

Hay necesidad de una mejor coordinación entre el Gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas para promover la educación de las niñas en contextos de emergencia y para alentar a las comunidades a que se comprometan con la educación de las niñas.

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