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Aprovechar los datos para fortalecer la educación de las niñas en situaciones de emergencia

Por Nadia Ahidjo, gerenta de Programas de Educación de las niñas en situaciones de emergencia en África subsahariana

Al examinar la mayoría de las proyecciones públicas para 2021 y las perspectivas para el logro de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), pienso que la noticia más deprimente es que si seguimos como hasta ahora,  para 2050, todas las niñas solo conseguirán ir a la escuela primaria. A pesar de numerosos compromisos para con las niñas en los ODS, las muchas leyes y políticas que han promulgado los gobiernos y los importantes recursos que se asignan a la educación para todos y todas, hay muchas menos niñas en la escuela y aprendiendo que las que debería haber. En África Subsahariana, más del 30 % de las niñas en edad de cursar la escuela primaria no van a la escuela.

Cuando pensamos en los países que se enfrentan a conflictos, terrorismo y fragilidad, el panorama empeora. En el continente africano parece no haber fin a la vista de la inestabilidad que altera la educación de las niñas. Se suponía que 2020 fuera un año de referencia para que la Unión Africana “silenciara las armas” y le pusiera fin al conflicto, pero las tendencias actuales señalan una historia completamente diferente. Hay índices crecientes y, me animo a decir, alarmantes de poblaciones desplazadas internamente y de personas refugiadas — las personas internamente desplazadas superaban los 5 millones para el final de 2019 en África occidental y central. Esto representa un aumento de más del 30 por ciento en tan solo 12 meses. A pesar de estas cifras estremecedoras, las personas refugiadas y las personas internamente desplazadas suelen permanecer invisibles y rara vez son incluidas en políticas nacionales, lo que limita gravemente su acceso a educación de calidad en situaciones de emergencia. Las respuestas humanitarias ofrecen ciertos recursos temporales, pero son limitadas en su alcance; en 2019 solo el 2,6 % de los fondos de ayuda humanitaria se asignó a la educación.

Esto se intensifica para las niñas de sociedades patriarcales, que son mantenidas fuera de la escuela en tiempos de crisis y enfrentan importantes obstáculos para la educación, además de vulnerabilidades que incluyen matrimonio infantil/forzado, embarazo precoz, trabajo infantil y violencia de género tanto dentro como fuera de la escuela. La pandemia de la covid-19 ha exacerbado la situación con el cierre de las escuelas y la reducción del financiamiento para la educación de las niñas en situaciones de emergencia. Ninguna de estas cosas es buen augurio para el futuro.

La dificultad para garantizar el acceso a una educación de calidad para las niñas, incluso en tiempos de crisis, se agrava adicionalmente por la falta de datos que ayuden a abordar las deficiencias tanto para los niños como para las niñas, lo que no permite que los recursos que sí existen se adapten a las necesidades reales en el terreno en tiempos de crisis. Donde hay datos disponibles, con frecuencia no se los aprovecha como se debería para garantizar que las personas formuladoras de políticas estén informadas y actúen de manera acorde. Una investigación reciente de la Agence Francaise de Developpement determinó que “aunque la recopilación de datos sobre educación se ha ampliado enormemente en África Subsahariana, pocos países cuentan con sistemas de datos robustos e incluso menos están explotando sus datos para mejorar sus sistemas educativos”.

Para Equal Measures 2030, estas dificultades deben alentarnos no a desesperar, sino a colaborar con participantes locales que continúan su trabajo con mujeres y niñas vulnerables tanto en tiempos de estabilidad como de crisis —en especial, organizaciones locales que luchen por los derechos de las mujeres. Al trabajar con organizaciones locales defensoras de los derechos de las mujeres, podemos sacar provecho de las habilidades y la experiencia de quienes están estrechamente conectados y conectadas con niñas y mujeres en comunidades afectadas. También podemos aprovechar nuevos enfoques para garantizar educación de calidad para niñas en situaciones de emergencia. A través de su trabajo con organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres en siete países, Equal Measures 2030 ha aprendido que cuando las organizaciones socias basan su incidencia en datos, es más probable que logren sus objetivos de influencia. A manera de ejemplo, Kapal Perempuan, organización socia de EM2030, citó la importancia de los datos en su incidencia satisfactoria para cambiar la ley sobre matrimonio infantil para las niñas en Indonesia. Asimismo, los esfuerzos de nuestras socias de GROOTS Kenya “por mejorar la disponibilidad y el uso de datos de género han sido reconocidos por el Instituto de Estadísticas de Kenia; además, se ha invitado a estas organizaciones a desempeñar una función formal en el Comité entre sobre estadísticas de datos de género”.

Los datos pueden fortalecer la incidencia, ya que muestran patrones continuos que requieren atención y acción. Los datos también son útiles para identificar soluciones efectivas y pueden utilizarse para hacer que los gobiernos rindan cuentas con respecto a sus políticas y compromisos. Una de las organizaciones socias que respondió a nuestra encuesta de 2017 sobre desarrollo de capacidades lo resume correctamente: “No importa por qué ruta uno se desplace, ya sea utilizando datos del gobierno o evidencia propia que uno produzca; una de las preguntas más importantes es cómo se usan los datos después, o cómo se usa la evidencia de una manera que se nos facilite el logro del cambio de políticas. Y pienso que eso es algo con lo que muchas personas necesitan apoyo”. Equal Measures 2030 (EM2030) apoya el aprendizaje adaptado en especial para organizaciones por los derechos de las mujeres con respecto a cómo entender y usar los datos de manera efectiva en la incidencia, cubriendo temas que incluyan el hallazgo de deficiencias en los datos y la incidencia sobre estas, así como la comunicación de datos a distintos públicos, entre otros.

Consciente del poder de los datos en manos de las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres, el Gobierno de Canadá, en consonancia con sus compromisos de la Declaración de Charlevoix y su política Exterior de Asistencia Internacional Feminista, apoya una audaz alianza con EM2030 y sus organizaciones socias, FAWE e IPBF[i], establecidas en Kenia y Burkina Faso, para impulsar la provisión equitativa y coordinada de educación para niñas y mujeres. Tanto FAWE como IPBF disfrutan de renombre como líderes de pensamiento y generadoras de cambios para la educación de las niñas en sus países y en el continente africano. FAWE tiene el propósito de empoderar a niñas y mujeres a través de la educación y la capacitación de calidad para darles las habilidades, las competencias y los valores que se requieren para ser miembros productivos de sus sociedades. Trabajan para promover políticas, prácticas y actitudes con capacidad de respuesta en cuanto al género y para impulsar innovaciones que ofrezcan oportunidades para que las mujeres africanas prosperen en todos los ámbitos de sus vidas. IPBF intenta empoderar a las mujeres y las niñas para que defiendan sus intereses y superen obstáculos. Se centran en desarrollar la acción y el liderazgo femeninos, en especial entre las niñas y las mujeres jóvenes.

Durante el próximo año, trabajaremos estrechamente con nuestros socios y socias y con otras partes interesadas de ambos países para apoyar la incidencia y la convocatoria, en nuestro trabajo en pos del objetivo principal de garantizar que los sistemas educativos estén impulsados por datos y puedan responder al género. Esta alianza usará las herramientas especializadas y los datos de EM2030, como los del Índice de Género de los ODS y del reciente reporte Cambiando la Tendencia. Además, produciremos juntos nuevas investigaciones y datos para entender mejor el panorama de los datos y para planificar oportunidades y retos para la educación de las niñas en regiones frágiles de Kenia y Burkina Faso.

En el Día Internacional de la Educación, nos unimos a la UNESCO y a otras partes interesadas, incluida la Alianza Mundial por la Educación, en el compromiso de 2021 con el tema de “Recuperar y Revitalizar la Educación para la Generación de la covid-19″. Si pensamos en la fragilidad a lo largo de las crisis y las formas en que esta pandemia ha llevado a la mayoría de nuestros sistemas educativos a la desorganización, es todavía más urgente aprovechar los datos para proteger y garantizar espacios de aprendizaje seguros, accesibles y de calidad para las niñas.

[i] El Forum for African Women Educationalists (FAWE) y la Initiative Pananetugri pour le Bien-être de la Femme (IPBF)

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